Una vez han conseguido entrar comienzan a caminar por las tumbas…
-Ahí está – dice Mathew.
En la tumba había un manuscrito y decidieron enterrar el cuerpo junto al de sus padres y leerlo todos en voz alta.
De repente apareció la silueta de la que tanto estaban huyendo, Valak los habían encontrado y no dejaría que el alma de esa niña descansará para siempre.
Los ojos de la monja se encendieron con el color del fuego y a Judy le empezó a sangrar la nariz, estaba perdiendo fuerzas y Valak no pararía si no podía conseguir su propósito se quedaría con el alma de Judy.
Solo necesitaban juntar sus manos y decir una palabra en voz alta… El tiempo se les estaba agotando.